Lectura: Marcos 1:32-39
… salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. –Marcos 1:35.
El flautista irlandés James Galway es una superestrella de la música clásica. Pero cuando estaba cerca de cumplir 50 años examinó su vida detenidamente y decidió que no iba a caer en la trampa de «hacerse viejo y famoso y tocar conciertos malos».
Así, comenzó a practicar varias horas al día. Empezó su reacondicionamiento personal tocando escalas. Dice que recibió el impacto más grande de su vida cuando descubrió cuánta práctica le faltaba. «Podía tocar concierto y piezas de repertorio. Pero las escalas eran muy rígidas, y no eran uniformes de una clave a otra.»
James Galway –maestro de la flauta– ¡tocando escalas!
Jesucristo, el Maestro de todos, nunca abandonó lo básico de su relación con su Padre celestial. Pasar tiempo a solas con Dios era esencial en la vida de Jesús. «Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba» (Mr. 1:35).
El patrón de Cristo me reta a hacerme algunas escrutadoras preguntas: ¿Comienzo cada día a solas con Dios? ¿Anhelo hacer su voluntad en todo? ¿Dependo de su poder?
Un estudiante del Maestro nunca se desvía mucho de lo básico.
Hazte un maestro de lo básico para que seas como el Maestro.
NPD/DCM