Ilustraciones de la nueva vida en Cristo
Texto: 1 Pedro 2:1-10
Debemos activamente servir a Cristo creciendo en la Palabra, construyendo sobre la fe y demostrando la alabanza de Dios.
Versículo clave: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9
UN VISTAZO PRELIMINAR
El proceso de aprendizaje comienza con las cosas que sabemos y con las que estamos familiarizados, y luego usamos lo que sabemos para entender y aplicar lo que no sabemos. Por esto Jesús enseñó en parábolas. Él usó historias terrenales para sacar verdades a la luz.
Pedro aprendió del Maestro y usó el mismo método para poner delante de nosotros las grandes verdades de este pasaje. El propósito aquí es que comprendamos la nueva vida que tenemos en Cristo y que luego vivamos como corresponde. Un príncipe puede vivir como un pobre, pero en su corazón sabe que es un príncipe y el palacio es realmente su hogar. Los hijos de Dios tienen que soportar todo tipo de pruebas y tribulaciones, pero podemos hacerlo sabiendo que la gloria nos espera apenas
unos pasos más adelante (2 Co. 4:17).
Los cambios verdaderos tienen lugar en nuestras almas. Estos cambios tendrán un efecto visible en nuestras vidas físicas. Algo real y dramático sucede cuando cualquier ser humano se arrepiente de su pecado y pone su fe en Jesús. Ese cambio permanente del corazón se mostrará como un cambio correspondiente en la vida de ese individuo. Pero el conocimiento de lo que realmente sucedió profundizará y fortalecerá la experiencia. Es posible ser salvo, pero vivir tan lejos de Dios que no disfrutemos el fruto de nuestra salvación. Incluso podemos olvidar que fuimos purificados de nuestros antiguos pecados (2 P. 1:5-9).
Cuando captamos la perspectiva de nuestra nueva vida en Cristo, podemos vivir teniendo una esperanza segura de recibir una gran bendición en nuestro futuro.
UNA MIRADA MÁS CERCANA
I. Recién nacidos
1 Pedro 2:1-3
1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
3. si es que habéis gustado la benignidad del Señor.
Pedro comenzó desde el principio—el nuevo nacimiento. Hay muchas cosas que pueden dividir a los hijos de Dios, pero un evento permanente los une. Todos somos nacidos a la familia de Dios exactamente de la misma manera. La única forma para entrar a formar parte de la familia de Dios es naciendo de nuevo por medio de nuestra fe en Jesús. Nuestro nacimiento físico nos dio nuestra naturaleza Adánica y nuestro nacimiento espiritual nos da la nueva naturaleza de Cristo.
Nuestro nacimiento físico trajo consigo la maldición de la muerte. Todo lo nacido de carne morirá y decaerá. Por eso es que los mejores esfuerzos de la humanidad siempre terminan en fracaso. Si tratamos de construir nuestras vidas espirituales sobre cosas carnales, fracasaremos, pero si construimos nuestra esperanza sobre la eterna Palabra de Dios, tendremos éxito para siempre. Observe que las tareas mandadas aquí simplemente no pueden ser ejecutadas en la carne.
Pedro nos enseñó que nosotros debemos dejar de lado toda malicia, engaño, hipocresía, envidias y detracciones. Éstas son actividades que llegan con facilidad y naturalmente llegan a nuestra naturaleza carnal. Nosotros no podemos dejarlas de lado con un simple acto de nuestra voluntad. Si lo intentamos, seremos vencidos por estas lujurias de la carne, pero si basamos nuestra conducta cambiada en la nueva vida que Jesús nos da, podemos fácilmente dejar de lado los deseos de la carne. El poder para cambiar no está en nosotros; está en Jesús.
Nosotros podemos ver cómo estas cinco expresiones de nuestra naturaleza carnal harán estragos en nuestras vidas espirituales. Una persona hipócrita que tiene malicia, envidia, detracciones no es una persona feliz, y tampoco hará que las demás personas que rodean su vida sean felices. El veneno de la naturaleza carnal sólo matará y destruirá; pero hay otro camino para quienes tienen la naturaleza de Jesús a través del nuevo nacimiento.
Comienza cuando nosotros, como niños recién nacidos, deseamos la leche no adulterada de la Palabra de Dios. Nosotros tenemos que ser bebedores de leche antes de ser comedores de carne. Piense en su crecimiento espiritual y su desarrollo como el subir una escalera. Nosotros no podemos saltarnos un peldaño. Puede que no pasemos del suelo en los primeros peldaños, pero no obstante son pasos esenciales. En nuestro desarrollo espiritual no hay ningún paso que pueda omitirse o pasarse por alto.
Tenemos que comenzar por ser salvos. Nada, literalmente nada, tomará el lugar de una experiencia personal de salvación. Entonces debemos seguir al Señor en bautismo. El bautismo no nos salva, pero es un paso esencial en nuestro desarrollo espiritual, y no debemos obviarlo. Luego debemos encontrar un lugar de servicio en una iglesia local nuevo testamentaria. La membresía en la iglesia no salvará nuestras almas, pero si queremos crecer en gracia y sabiduría tenemos que estar en una iglesia escritural. Tenemos entonces que aprender las cosas sencillas de la Biblia. Debemos comenzar desde el principio.
Parece que muchos quieren tirarse de cabeza hacia los grandes misterios de la Palabra sin siquiera entender las verdades básicas de la Biblia. Nosotros podemos aprender cualquier cosa que Dios nos revele, pero tenemos que tomar nuestra educación espiritual un paso a la vez. Antes de ahondar en cálculo, aprenda a sumar y restar. Aprenda el abecedario antes de tratar de escribir una novela.
II. Piedras
1 Pedro 2:4-8
1 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
2 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
3 Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;Y el que creyere en él, no será avergonzado.
4 Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
5 y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.
Si aprendemos algo, podemos entonces construir algo. El constructor más talentoso no puede construir un lindo edificio usando madera podrida o piedra desmenuzada. Nuestro propósito en aprender la Palabra de Dios es llegar a ser como Jesús. Debemos llegar a ser como Él en nuestra sumisión al Padre y en nuestra dependencia en que Dios supla cada una de nuestras necesidades.
Este plan no satisfacerá nuestra naturaleza carnal. Jesús es la piedra del ángulo de la historia; no obstante, Él fue rechazado por la mayoría de los hombres mientras estuvo aquí en la tierra. Jesús es una piedra viva, contrario a las filosofías muertas y perecederas de los hombres. Él fue la piedra escogida por Dios para la obra que hizo y fue la piedra preciosa. Observe que algunas de las cosas más preciosas en la tierra son piedras. Los diamantes, las esmeraldas y los rubíes son piedras—hermosas y raras piedras pero siguen siendo piedras. Jesús es la joya preciosa de Dios, el Hijo de Dios, único y sin precio.
A nosotros también se nos compara con piedras. Somos las piedras de construcción, como las muchas piedras usadas para erigir un gran edificio. Este edificio no es físico sino espiritual. La ilustración es de un cantero usando muchas piedras para construir las paredes de un gran edificio. De igual manera Dios usa a cada uno de sus hijos como una piedra que va a ser usada en la construcción de una casa espiritual. En su primera mención de su iglesia, Jesús usó la enseñanza de construir (Mt. 16:18).
Jesús es la Piedra del Ángulo del edificio espiritual de Dios. Pedro hace referencia a Isaías 28:16 y a Salmo 118:22 para señalar este punto. La piedra del ángulo de un edificio es un punto de referencia para los constructores, y cuando cualquier constructor se confunde, puede volver a la piedra del ángulo y orientarse. De igual forma, aquellos que creen en Jesús y basan sus vidas en Él no se confundirán. Cuando nos alejamos de Jesús, tendemos a desorientarnos, pero cuando permanecemos cerca de Él, ganamos confianza aún y cuando no comprendamos las cosas que están sucediendo a nuestro derredor.
Jesús es precioso y esencial para quienes creen en Él y dependen de Él, pero está en el camino para quienes no creen en Él. Los judíos de los días de Jesús tropezaron porque Jesús no era el tipo de Mesías que esperaban. Ellos estaban esperando un reino físico, y Jesús vino a construir un reino espiritual. Tropezaron porque se negaron a aceptar la Palabra de Dios. En lugar de venir a ser el fundamento de sus vidas, Jesús vino a ser una roca atravesada en su camino.
Hoy día, Jesús es la piedra del fundamento de su vida o es una roca de ataque, una intromisión inconveniente en su vida. Cuando obedecemos la Palabra y seguimos el liderazgo del Espíritu Santo, Jesús vendrá a ser la Piedra del Ángulo de nuestras vidas.
III. Sacerdotes
1 Pedro 2:9, 10
9. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
10. Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
Pedro usó cuatro ilustraciones para demostrarnos la nueva relación que tenemos con nuestro Padre Celestial a través de Jesús. De una u otra manera, todas son tomadas de Israel en el Antiguo Testamento. La generación escogida se refiere al hecho que Dios escogió a Abraham. El sacerdocio real se refiere a la escogencia de la tribu de Leví para las labores sacerdotales. La nación santa es la nación de Israel y el pueblo peculiar son aquellos que ignoraron al mundo para buscar al Mesías.
Bajo el Nuevo Pacto, y debido a la muerte de Jesús, cada creyente individualmente tiene el privilegio de accesar la presencia de Dios. Nosotros no nos acercamos a Dios por medio de ninguna persona en la tierra, sino sólo a través de nuestroMediador, Jesucristo (1 Ti. 2:8). Porque Él está vivo en gloria y porque está constantemente intercediendo por nosotros, nosotros podemos servirle como sacerdotes.
Esto quiere decir que nosotros debemos vivir como si fuéramos sacerdotes en un templo. En Israel era un privilegio ser sacerdote. Sólo quienes eran de la tribu de Leví y consagrados para ese propósito podían servir en el altar, o entrar al tabernáculo o a los lugares santos del templo. Todo sacerdote y levita tenía que llevar a cabo un servicio distinto, pero todos trabajaban juntos bajo el sumo sacerdote. Como sacerdotes de Dios hoy día, nosotros debemos trabajar unidos bajo la dirección de nuestro gran Sumo Sacerdote para ofrecer los sacrificios espirituales.
A los cristianos no se les enseña a traer sacrificios animales como lo hacían bajo el Antiguo Testamento. En vez de eso, nosotros debemos de dar nuestros cuerpos en sacrificio vivo (Ro. 12:1, 2). Debemos dar fruto de labios, sacrificio de alabanza (He. 13:15). Debemos hacer buenas obras por otros (versículo 16). Debemos dar nuestro dinero y compartir nuestros bienes materiales con otros en el servicio de Dios (Fil. 4:10-20). Debemos influenciar a otros y guiar a la gente a Cristo (Ro. 15:16). Cuando ofrecemos estos sacrificios a través de Jesucristo, ellos son aceptables ante Dios. Si hacemos cualquiera de estas cosas en busca de nuestro propio placer o gloria, ya no son más sacrificios espirituales.
El sacerdocio del creyente era una nueva orden de cosas que surgió cuando Jesús murió en la cruz y resucitó. Las cosas viejas del antiguo pacto y las sombras de lo pasado fueron cumplidas y una nueva orden fue instituida. En esta nueva orden de cosas, o nuevo pacto, a todo creyente individualmente se le da acceso al trono de Dios. Qué maravilloso privilegio tenemos por medio de Jesucristo nuestro Señor.
UNA PALABRA FINAL
En nuestra generación hay un gran énfasis puesto en el individuo. La idea parece ser que nosotros debemos cuidar de nosotros mismos y que jamás debe importarnos lo que les suceda a los demás. Ésta no es una actitud cristiana. Un bebé recién nacido demanda atención de parte de otros. Si se le deja solo, cualquier bebé sufrirá y quizás morirá. Un edificio demanda unidad de parte de sus múltiples partes. Sin unidad y propósito un edificio es sólo un montón de escombro. Un sacerdote existe con el propósito de servir a otros. Elimine las necesidades de las personas y un sacerdote no tendría nada que hacer.
La ilustración que Pedro nos dio es que nosotros somos parte de algo más grande que nosotros mismos. Un bebé, una piedra o un sacerdote eran parte de la vida. Como hijos de Dios hemos sido salvos con un propósito. Nuestro propósito se encuentra en la medida que servimos al Señor, y servimos a Dios sirviendo a otros.
Nosotros tenemos que comenzar deseando la leche no adulterada de la Palabra. Si aprendemos a manejar la leche, podemos seguir adelante con la carne. Todos comienzan como bebés, pero no queremos quedarnos siendo bebés por siempre. Tenemos que tomar nuestro lugar en el edificio espiritual que está levantando el Señor a través de los siglos. Esto lo hacemos cuando seguimos el liderazgo del Espíritu Santo en nuestras vidas personales. Dios tiene un plan para nuestras vidas y lo mejor que podemos hacer es seguir donde Él nos guíe.
Entonces, debemos servir como sacerdotes no buscando nuestro propio bienestar sino el de los demás. Cuando lo hacemos, creceremos en Cristo y seremos de bendición al mundo y a nosotros mismos.
PARA DISCUSIÓN EN CLASE
1 ¿Están creciendo en general los cristianos en su fe? ¿Por qué sí o por qué no?
2 Hable sobre las necesidades y las formas de crecer en la Palabra de Dios.
3 Si usted es una “piedra viva”, ¿cómo puede contribuir en la construcción de una “casa espiritual”?
4 ¿Qué piensa usted que significa ser parte del “sacerdocio real”?
Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.