El Juicio De Las Naciones
Texto: Jeremías 25:1—26:24
Versículo Clave:
«Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: Jehová rugirá desde lo alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada: canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra.» Jeremías 25:30
Debemos comprender que todas las naciones, así como toda la gente, son responsables delante de Dios y un día estarán delante de El.
UN VISTAZO PRELIMINAR
Para el tiempo de este escrito, Jeremías había estado predicando por unos veintitrés años. Esto fue cerca de su punto medio en su ministerio. Jeremías predicó cuarenta años y en general, sus mensajes no fueron bien recibidos. Uno podría pensar que él estaría desanimado, pero Dios le había prometido desde el principio que su mensaje no sería bien recibido. Jeremías no estaba desalentado. A pesar que la gente no se arrepintiera, él siguió sirviendo fielmente al Señor.
Nosotros jamás debemos basar nuestro servicio a Dios en las circunstancias externas. Vale la pena hacer la obra de Dios, ya
sea que los hombres reciban el mensaje del evangelio, no. Es trabajo del mensajero el de proclamar el mensaje fielmente. Aquellos que reciben el mensaje determinarán por sí mismos si siguen o no las bendiciones.
Aquí Jeremías pronunció dos sermones llenos de ilustraciones poderosas. El primero fue proclamado a los judíos. Esto se relata en Jeremías 25:1-14. El segundo mensaje, el tema de esta lección, fue proclamado a las naciones gentiles.
Los judíos, como la mayoría de los otros pueblos, dividieron el mundo en dos grupos. Estaba Israel y todos los demás. Los términos naciones o gentiles se refieren a todas las naciones, menos Israel. Esto es bastante simple, pero describe con precisión la actitud que tiene la mayoría de la gente. Nosotros vivimos en un tipo de mundo “nosotros y ellos”.
Dios estaba interesado en la nación que llevaba su nombre, pero también estaba interesado en las demás naciones del mundo. El pueblo de Dios es responsable ante Él por su conducta y por lo que cree, pero todas las personas son responsables también. Jesús está en su futuro, sea usted salvo o no.
UNA MIRADA MÁS CERCANA
I. La copa de la ira de Dios
Jeremías 25:15-17; 27-29
15. Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío.
16. Y beberá, y temblarán y enloquecerán, a causa de la espada que yo envío entre ellas.
17. Y tomé la copa de la mano de Jehová, y di de beber a todas las naciones, a las cuales me envió Jehová.
27. Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel. Bebed, y embriagaos, y vomitad, y caed, y no os levantéis, a causa de la espada que yo envío entre vosotros.
28. Y si no quieren tomar la copa de la mano para beber, les dirás tú: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tenéis que beber.
29. Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿Y vosotros seréis absueltos? No seréis absueltos; porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra, dice Jehová de los ejércitos.
En la primera parte de este capítulo, Jeremías había profetizado específicamente del cautiverio del pueblo de Judá a Babilonia. Brevemente repasó su ministerio y les dijo que Nabucodonosor llevaría cautiva a la nación y que la cautividad duraría setenta años. Les dijo aún más, que después de los setenta años los babilonios serían derrotados y los hijos de Israel volverían a la tierra.
En muchas formas éste era un mensaje de condena final para Judá, pero en otro sentido, era un mensaje de gran esperanza. Su idolatría y el adulterio espiritual los había llevado a la cautividad; pero Dios no los había abandonado a pesar de todo lo que habían hecho. Entonces a Jeremías se le dio un mensaje para las naciones gentiles que rodeaban Israel. Este mensaje se ilustra como una copa que pasaría de una nación a otra, y esa copa es la copa de la ira de Dios.
La copa es una imagen familiar, usada a menudo en la Biblia para representar un problema o una situación desagradable. Jesús mismo usó esta metáfora en Mateo 26:39. Ésta es una de las ocho imágenes vívidas que Jeremías usó para describir el juicio que enviaría Dios a los gentiles.
La copa también se usa como una imagen que evoca sumisión a la voluntad de Dios. Así es como Jesús usó esta figura, y Jeremías estaba instando a todas las naciones a ser sumisas a la voluntad de Dios sin importar qué más hicieran. La necesidad inmediata era comprender que Nabucodonosor y los babilonios eran instrumentos de Dios usados para castigar al pueblo de Judá, y que otras naciones no tenían que sufrir debido a esto si sabían lo que estaba sucediendo. Todas las naciones tenían que tomar la decisión de beber la copa de la sumisión a la voluntad de Dios o de beber la copa de su ira.
Nosotros no conocemos el mecanismo que usó Jeremías para distribuir este mensaje. No hubiera tenido tiempo ni oportunidad para proclamarlo en persona a todas las muchas naciones interesadas, pero pudo haber escrito cartas a los distintos gobernantes. No sabemos a ciencia cierta, pero sí sabemos que Dios estuvo pendiente que su mensaje fuera proclamado. Así como Dios llamó a Jeremías a predicar este mensaje, Él también hizo que las naciones del mundo lo recibieran.
De manera bastante precisa Jeremías profetizó que estas naciones no se someterían a la voluntad de Dios y que por lo tanto estarían sujetas a la ira de Él. Se enojarían y darían tumbos por haberles Dios enviado una espada. Así como la copa es una figura, la espada también. Enviar una espada indica guerra y destrucción y muerte violenta. En las naciones o en las vidas de los individuos, nosotros aceptamos la gracia de Dios o estamos sujetos a la ira de Dios.
Cuando estudiamos mensajes como éste que tratan con la ira de Dios, tenemos que tener mucho cuidado de no sacar estas palabras de un contexto amplio. Hay aquellos que leen pasajes como éste y luego concluyen que Dios es algún tipo de tirano cósmico reinando con muerte y destrucción indiscriminadamente sobre los desafortunados habitantes de la tierra. Nada podría estar más lejos de la verdad. Antes que se diera este mensaje de juicio, Dios por años había enviado hombres para hacerle advertencias a todas las naciones. Dios le había advertido a Israel y a Judá, pero también tenía un testigo en las demás naciones. Por ejemplo, Jonás fue enviado a Nínive en Asiria, la poderosa nación que precedía a Babilonia como una potencia en el Medio Oriente.
De igual forma, cada uno de los seres humanos tiene la oportunidad de aceptar la gracia de Dios o sufrir la ira de Dios. En el caso de las naciones así como con los individuos, la ira de Dios es simplemente Dios retirando su mano protectora y permitiendo que tengan lugar las inevitables consecuencias del pecado. Satanás, el príncipe del poder del aire y el gobernante de este mundo físico, es un mentiroso y un asesino. Su intención y deseo es hacer daño y destruir a todo el que pueda.
Conforme leemos en Job, Dios protege a los que le son fieles (Job 1:10). Dios protege a todas las personas de la tierra en formas que no entendemos. Lo hace para que todos los hombres del mundo vengan al arrepentimiento. Pero después de muchos llamados cuando finalmente se toma una decisión, entonces Dios retira su protección y permite que las consecuencias de nuestro pecado caigan sobre nosotros. Ésta es la copa de la ira de la que habló Jeremías aquí.
II. El león rugiente
Jeremías 25:30, 31
30.Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: Jehová rugirá desde lo alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra.
31. Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a espada, dice Jehová.
Uno de los errores más grandes que cometen los hombres es el no reconocer la mano de Dios en sus vidas. Todos los días Dios envía mensajes a los corazones de los hombres. Lo hace a través de la predicación del evangelio y la interacción del Espíritu Santo con las almas de los hombres. Pero al evangelio a menudo se minimiza, se le resta importancia o simplemente se ignora. El Espíritu Santo toca nuestro corazón, rápidamente volvemos nuestra atención a algo más y ponemos los impulsos del Espíritu lo más lejos que podamos. Este tipo de actividad también tiene lugar a nivel nacional. Las naciones que rodeaban Judá habían visto lo que estaba sucediendo en ese momento, y conocían algo del poder del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Se dieron cuenta que los ídolos que adoraban con comodidad no tenían poder para ayudarlos. Si Dios no hubiera perdonado al pueblo de Judá, entonces Baal en absoluto hubiera podido ayudarles a quienes lo adoraban. Con Israel fuera, los cananitas y los filisteos estaban condenados.
Dios no obra en tinieblas. Su obra se lleva a cabo en la luz, así que Jeremías aquí dio la figura del león rugiente. El león ruge para paralizar a su presa con temor. Este gran ruido tiene un efecto dramático en otros animales. Ya sea que huyan o se congelen. Al león no le importa porque un león adulto está entre los depredadores más fuertes sobre la tierra.
El sonido del amor es una voz apacible y suave que habla a las recámaras internas del corazón de aquellos que son tocados por Dios. La voz de juicio es como un rugido fuerte y temeroso de una bestia temible. Puede que dejemos de lado el convencimiento, pero tendremos que lidiar con el juicio. El mensaje aquí es que el juicio de Dios una vez que llega, no puede ser evitado. No habrá ningún lugar secreto para este rugido, así como no hay lugar para esconderse de un ruido fuerte. El juicio de Dios cubrirá la tierra entera y afectará a todas las naciones. Dios quiere hablar en amor, pero si el amor es rechazado, hablará en ira.
Observe que en Apocalipsis vemos a Jesús tanto de cordero como de león (Ap. 5:5-7). Como cordero, Jesús es tierno y misericordioso. Por encima de todo, es inofensivo. Los individuos y las naciones deben comprender que todo lo que Dios hace en nuestras vidas es para ayudarnos. Considere qué es lo que Dios quiere para usted. Él quiere salvar su alma. Él quiere que usted le siga en el bautismo y en el compañerismo de una iglesia nuevo testamentaria. Él quiere que usted le sirva para que pueda ganar una recompensa eterna. ¿Qué hay de malo con eso? ¿Qué hay mejor que eso? ¿Qué ofrece el mundo? Todo lo que hay en el mundo es un placer carnal momentáneo y luego la oscuridad eterna. Dios quiere ayudarnos y jamás buscará hacernos daño.
Si negamos su misericordia, entonces Él es el león que rugirá y destruirá. La misericordia de Dios demanda la justicia de Dios. Dios no toma las decisiones por nosotros, pero honrará las decisiones que tomemos.
III. El gran torbellino
Jeremías 25:32, 33
32. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que el mal irá de nación en nación, y grande tempestad se levantará de los fines de la tierra.
33. Y yacerán los muertos de Jehová en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán ni se recogerán ni serán enterrados; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra.
Conforme cada una de estas vívidas imágenes progresa, son más y más inevitables e irresistibles. Nosotros bebemos una copa; oímos el rugido de un león, pero somos atrapados en una tormenta, y nadie puede estar firme contra tan violento torbellino.
Los torbellinos que vemos en su mayoría son tornados y huracanes. Ambos tienen una fuerza destructiva terrible. Literalmente, nada de lo que el hombre ha hecho puede soportar la furia de una de estas grandes tormentas. Aún en nuestros días con las prácticas de construcción moderna, estas tormentas son increíbles en su poder destructivo.
La enseñanza aquí es que la ira de Dios, que una vez visitó las naciones del mundo, sólo dejaría muerte y destrucción detrás. Así como nadie puede esperar sobrevivir una gran tormenta, nadie puede soportar la ira de Dios contra las naciones y no salir herido en el proceso.
Nosotros imaginamos la destrucción en su contexto. Leemos tales pasajes como éste y lo comparamos a las cosas que hemos visto u oído. Pero el mundo jamás ha conocido tal tribulación como la ira de Dios. Jesús enseñó que esta sería una tribulación sin precedentes en la experiencia humana (Mt. 24:21). Aquí Jeremías no estaba profetizando acerca de los tiempos finales, sino que estaba prediciendo un tiempo de angustia nacional sin precedentes en la historia de Israel de aquella época.
El ejército babilónico estableció muchos precedentes en su día. Era completamente imparable. Literalmente, los babilonios conquistaban todas las naciones que atacaban. No porque fueran un ejército grande; sino porque esta nación fue levantada por Dios y recibió el poder de Dios para hacer la voluntad de Dios. Así como una gran tormenta, este ejército se extendió por las naciones de la tierra y destruyó o llevó cautivos a todos sus oponentes.
Esto no fue porque las demás naciones fueran débiles. Todo era parte del plan de Dios. Así como una gran tormenta va y viene a voluntad de Dios, así los movimientos de la historia son parte de su voluntad y su camino.
A menudo, conforme estudiamos la Biblia, vemos los eventos bajo un microscopio, y es una forma valiosa para examinar las Escrituras. Pero de vez en cuando debemos retroceder y mirar los eventos desde una perspectiva larga y distante. Vea el curso de los asuntos de las naciones del mundo a través de los siglos, y claramente verá la mano de Dios obrando.
Comience con Abraham y trace la historia de la humanidad como se relaciona al pueblo de Israel. Sin duda alguna, la historia de la humanidad está entretejida con la historia de esta gran nación. Luego mire hacia adelante a través de los siglos y vea la vida y el ministerio de Jesús. Jesús tuvo unos tres años y medio de ministerio público. Él llegó en medio de tiempos de tribulación; no obstante, lo que hizo tuvo un efecto en el resto del mundo desde aquel entonces. Usted no tiene que ser cristiano para ver esto. Hay un poder espiritual obrando en el mundo, y hay una amplia evidencia de ello si honestamente hacemos un análisis superficial de la historia.
Jamás debemos olvidar que falta más por venir. Dios no ha terminado con las naciones de este mundo. Todavía hay un juicio por delante, y la mano de Dios está obrando ahora mismo entre todos los hombres en todas partes.
UNA PALABRA FINAL
Dios es real. Él juzga a toda la tierra y a todo hombre, así como toda nación a la larga es responsable delante de Él. El juicio de Dios no tiene apelación. No hay corte más alta ni mayor autoridad. Lo que Él dice se cumplirá y su voluntad finalmente será hecha en todo el mundo. Las partes de este mundo que no hagan su voluntad serán finalmente destruidas, y un nuevo cielo y una nueva tierra serán creadas en lugar de ésta ya cansada y caída.
Dios puede fácilmente arruinar las naciones más poderosas o los hombres más fuertes. Fuera de la voluntad de Dios, no hay seguridad en el mundo, y dentro de su voluntad no hay peligro. El lugar más seguro para estar en el mundo entero es en el centro de la voluntad de Dios.
Nosotros debemos aprender que aquellos que al final rechacen los llamados del amor de Dios no tienen nada más que la ira de Dios. Dios no pone a ningún hombre bajo su ira, pero los hombres al no oír y prestarle atención al evangelio se ponen a sí mismos en tal posición. También observe que los que atribulan al pueblo de Dios pagarán un precio por tal conducta. Muchas de estas naciones que son juzgadas aquí despreciaron a la nación de Israel.
El orgullo y los logros de este mundo son ciertamente inciertos y de poco valor cuando se comparan contra los poderes del cielo que al final vendrán para acabar con el mal. Dios levantó Babilonia, y cuando hubo terminado con este pueblo, levantó a otro grupo que tomara su lugar. Cuando aquellas naciones hubieron servido su propósito, otros vinieron a escena.
La historia no es una serie de accidentes o sucesos aleatorios. La historia es la historia de Dios. Se trata de Jesús y del pueblo del pacto y la voluntad de Dios siendo hecha en la tierra así como en el cielo.
PARA DISCUSIÓN
1. ¿Es difícil imaginar a Dios siendo severo en el juicio? ¿Por qué o por qué no?
2. ¿Por qué hacemos cosas malas cuando permitimos que el pecado no sea castigado?
3. ¿Cree usted que Noah Webster estaba en lo correcto cuando escribió: “ley sin pena es un simple consejo”?
4. ¿Qué podemos aprender del hecho que Dios considera responsables a las naciones, así como a los individuos?
Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.