La Señal De Los Higos

La Deportación y Restauración
Texto: Jeremías 24:1-10

Versículo Clave:
«Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien.» Jeremías 24:5

Debemos valorar el hecho que Dios siempre guarda su Palabra y a su pueblo, sin importar las circunstancias nacionales que puedan surgir.

UN VISTAZO PRELIMINAR

El tema de esta lección se expresa en un versículo de hebreos: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hb. 12:11).
El principio del fin de Judá llegó en el año 597 a.C. cuando Nabucodonosor se llevó al rey Jeconías junto con varios de los nobles y ciudadanos clave, dejando sólo a la gente más pobre para que trabajara la tierra. No cabe duda que Jeremías estaba grandemente desanimado por este giro en los eventos. El golpe final llegó en el año 586 a.C. cuando Jerusalén cayó y el exilio fue total.
Durante los años de cautividad, una generación pereció y una nueva generación se levantó para ir y volver a ocupar la Tierra
Prometida. Algo similar ocurrió durante el éxodo cuando Dios permitió que el pueblo divagara hasta que todos murieran, excepto Josué y Caleb. Son los únicos que salieron de Egipto y que también entraron a la tierra ordenar a este pueblo. Con el tiempo, los idólatras perecerían y aquellos que volvieran estarían curados del pecado de idolatría.
Sin embargo, un tiempo de juicio no es placentero, sin importar cuan bueno pueda ser el resultado. Sabiendo que Jeremías y aquellos que permanecieran siendo fieles necesitarían aliento, Dios dio esta lección sobre la consistencia. Una vez más, Dios nos enseña con metáforas. Esto nos enseña cómo pensar, así como qué pensar.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. La señal de los higos
Jeremías 24:1-5

1. Después de haber transportado Nabucodonosor rey de Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén, y haberlos llevado a Babilonia, me mostró Jehová dos cestas de higos puestas delante del templo de Jehová.
2. Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de malos no se podían comer.
3. Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer.
4. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
5. Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eche de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien.

El escenario de este incidente se relata claramente. Esto tuvo lugar después que Jeconías, también llamado Joaquín (2 R. 24:6), fue llevado a Babilonia. Muchos de los príncipes o líderes gubernamentales, así como los artesanos diestros fueron también deportados en esta época. No cabe duda que fue un tiempo de inseguridad en Judá. En concreto, el pueblo estaba viendo a su nación perder a la gente más capacitada. Por supuesto, de la historia sabemos que lo peor estaba aún por llegar; pero en el momento, las intenciones de los babilonios pueden haber parecido inciertas.
Este incidente tuvo lugar en el templo de Jerusalén. Es de importancia que Dios escogió este lugar de adoración como el telón de fondo de este mensaje. Nosotros no sabemos cómo las dos cestas de higos aparecieron delante del templo. Tal vez los sacerdotes estaban tan desanimados por los eventos del momento que no habían dispuesto bien estas ofrendas. Con certeza no lo sabemos, pero sí sabemos que Dios usó esto como una oportunidad para un sermón.
Las cestas del bien y los higos podridos nos demuestran tanto lo mejor como lo peor del ser humano. A la inversa, no hay nada que brille más que la conducta de una persona realmente justa. Estos higos representan los extremos de la condición humana. También nos muestran que Dios ve la humanidad de una manera diferente de como la vemos nosotros mismos.
Los buenos higos representan a aquellos en Judá que no habían sucumbido a la atracción de la idolatría. Aunque varios eran adoradores idólatras y muchos más eran simpatizantes de los ídolos, hubo algunos que se negaron a adorar ídolos. A menudo oímos que “todos lo hacen” sin importar lo que sea, pero aquí no es el caso. Puede que muchos sean pecadores y que muchos otros secretamente estén de acuerdo con el pecado, pero siempre hay unos cuantos fieles que honrarán y servirán a Jehová. Por ejemplo, nosotros sabemos que Daniel y Ezequiel estaban vivos en esta época. Y Jeremías era un profeta fiel, ministrando al Señor en un momento difícil. Nosotros leemos de la fe de Ananías, Azarías y Misael, quienes se negaron a adorar dioses falsos en Babilonia aún estando amenazados con una terrible muerte, en caso de no hacerlo (Dn. 3:11-18).
Esto nos demuestra que las circunstancias jamás son una prueba precisa del favor de Dios. La gente buena atravesará momentos difíciles en la vida, y la gente mala tendrá tiempos de paz. Nosotros no podemos juzgar la voluntad de Dios por lo que esté sucediendo a nuestro derredor. Sí tenemos una forma para determinar la voluntad de Dios y esa es a través de la Palabra de Dios. Puede que las cosas estén mal para nosotros, pero eso jamás significa que Dios no nos ame.
Dios había dado lugar a la cautividad, y era parte de su gran propósito para su pueblo. Dios estaba haciendo una obra en Israel la cual era mayor que cualquier hombre, grupo de hombres o generaciones. La cautividad de Babilonia era obra del Señor. Así como un padre sabio corrige a sus hijos con su propia mano, así Dios estaba disciplinando al pueblo de Judá en los eventos de aquellos días. La gente buena de la época necesitaba reconocer esto.
El pueblo necesitaba saber que las tinieblas de estos días con el tiempo finalmente serían buenas para ellos. Aunque esto no hacía que los problemas fueran más placenteros en el momento, ofrecía ayuda espiritual. Cabía la posibilidad que los judíos de Judá fueran derribados, pero no noqueados. En Romanos
8:28 hay una verdad maravillosa “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”. No la mayoría de las cosas, ni siquiera muchas cosas, sino, todas las cosas. Nosotros no necesariamente disfrutamos todo lo que nos sucede, pero Dios tiene un plan para nuestras vidas, y todas las cosas ayudarán a bien para que ese plan se cumpla. Hay consuelo en esa verdad.

II. La cesta de higos buenos
Jeremías 24:4-7

4. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
5. Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien.
6. Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré.
7. Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón.

Así como Dios le dijo a este pueblo que Él estaba detrás de la cautividad y que al final les traería un bien, así también Él quería que ellos supieran que Él estaría con ellos mientras soportaban las dificultades y adversidades de su época como cautivos en Babilonia. El Señor conoce a los que son de Él, y jamás los dejará ni los abandonará.
Todo hijo de Dios tiene una promesa de la presencia continua del Espíritu Santo en su corazón (Hb. 13:5). Cualquier cosa que tenga que atravesar en la vida, nunca la atravesará solo. Un cristiano literalmente jamás puede estar solo sin importar lo que suceda. Satanás puede que trate de hacernos creer que estamos olvidados y abandonados, pero sencillamente esto no puede suceder porque tenemos la presencia perdurable del Espíritu Santo dentro de nosotros. Puede que estemos en circunstancias extremas, y no debemos minimizar los problemas en ningún sentido. Siempre debemos recordar que Dios está con nosotros sin importar qué sea.
Hay un gran consuelo en saber que los ojos de Dios están sobre nosotros. Dios sabía quién era este pueblo, y Él sabía dónde estaba. Jamás lo dejó aunque el pueblo sí lo había abandonado.
El propósito de Dios aquí no fue destruir. Observe las preciosas palabras edificaré y plantaré. Esto era lo que Dios estaba haciendo en Judá. Él de hecho permitiría que ellos atravesaran un periodo de tribulación. Observe que Dios en última instancia está detrás del surgimiento y la caída de las naciones. Él las planta y Él las arranca. Él las edifica y Él las destruye. Las naciones malvadas vienen y van, pero a la larga Dios tiene su camino sobre esta tierra, y un día los reinos de la tierra vendrán a ser los reinos de nuestro Dios y de Cristo.
Babilonia tenía la apariencia de tener todo el poder en este momento, y la nación de Judá tenía la apariencia de estar sentenciada. Pero adelante el reloj unos cuantos siglos y verá que Babilonia se ha ido para siempre e Israel sigue siendo el pueblo de Dios. Que argumento más poderoso para aquellos que se burlan de la verdad de la Biblia.
Note que en última instancia, de esta situación saldría algo bueno. Dios prometió darle al pueblo un corazón nuevo. Ellos sabrían que Él es Jehová, y se volverían a Dios de todo corazón. Esto no se podía lograr con muchos de los que aún vivían en aquella época, pero sí en los corazones de aquellos que nacerían. Setenta años más tarde, una nación nueva volvería a esta tierra, y ellos para siempre dejarían a los ídolos adorados por sus padres.
Puede que éstas parezcan medidas drásticas, pero situaciones graves a menudo requieren soluciones drásticas. Por ejemplo, el cáncer es serio, y los remedios para esta horrible enfermedad son igualmente serios. Cuando se descubre el cáncer, se discuten los mejores tratamientos. Se recomiendan algunas cirugías así como otros tratamientos. Una vida está en juego. Aquí la vida de la nación estaba en juego. Para salvar al pueblo de Israel Dios tuvo que disciplinarlo; y esta disciplina recayó tanto sobre la gente buena como sobre la gente mala. La lección es que los buenos necesitaban entender y soportar con certeza que Dios jamás le daría a su pueblo una carga más allá de su capacidad para soportarla.

III. La cesta de los higos malos
Jeremías 24:8-10

8. Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto.
9. Y los daré por escarnio y por mal a todos los reinos de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por maldición a todos los lugares a donde yo los arroje.
10.Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.

El proceso de disciplina involucraba purificar y probar lo que era bueno, y también remover por completo lo que era vil. ¿Qué puede hacer una persona con una fruta podrida? Lo único es destruirla.
Dios no se anduvo con rodeos aquí. Los higos podridos de Judá eran Sedequías, los príncipes y el resto del gobierno que había quedado después que Jeconías y los demás habían sido llevados. Algunos de los judíos de Judea se habían escondido, tal vez en lo que consideraban lugares seguros en Judá, y muchos habían huido a Egipto buscando refugio ahí. Puede que gran cantidad de los que habían logrado escapar estarían fuera del alcance de Babilonia; pero no estaban fuera del alcance de Dios.
Nadie puede huir de Dios. Aquellos que huyeron en lugar de enfrentar la cautividad no encontrarían paz en las tierras extrañas. Serían un problema para sus vecinos doquiera fueran. Dios prometió tres dificultades que perseguirían a estos higos malos. Primero, habría guerra o espada. Después habría hambre. Y finalmente, habría pestilencia o enfermedad.
El final del resultado es que aquellos que buscaron una solución física a un problema espiritual sólo aumentaron sus problemas. Jeremías estaba profetizando que así como la cautividad resultaría tan difícil para aquellos que fueran llevados a Babilonia, lo sería aún peor para los que intentaran esquivar el juicio de Dios y huir a Egipto o a otras tierras. Así como Dios tenía mejores tiempos y bendiciones por delante de quienes fueran buenos, Él tenía una maldición reservada para los que no lo fueran.

UNA PALABRA FINAL

Nosotros tenemos que tener fe en Dios. La necesitamos cuando las cosas van a nuestra forma, y nos va bien en todas las áreas de nuestra vida. Pero necesitamos la fe en Dios aún más cuando percibimos que las cosas van mal. ¿Qué hay si una nación foránea invadiera nuestra tierra y comenzara a llevarse a la gente más brillante como esclava? ¿Cómo reaccionaría usted? ¿Pensaría que Dios nos ha abandonado y dado la espalda como nación?
¿Perderíamos nosotros nuestra fe o la renovaríamos? En primer lugar, la respuesta depende de lo que esté en nuestro corazón. Hay muchos creyentes de clima bueno. Seguirán al Señor entre tanto Él los guíe donde de todas maneras quieren ir; pero cuando las cosas se ponen difíciles, la orilla del camino se satura.
Muchos confían en su propio ingenio y habilidad como aquellos de Judá que huyeron a Egipto. Piensan que pueden evadirlos problemas por su ingenio y habilidad. Ésta es una actitud equivocada. Nosotros necesitamos del Señor todos los días y en todo sentido. Nunca hay un momento o lugar donde no necesitemos depender del Señor para todo. De hecho, sólo estamos a salvo cuando estamos por completo bajo su cuidado.
Muchos otros cuestionarán su propia fe cuando lleguen los problemas. Cuando golpea la tragedia, a menudo oímos “¿Por qué yo?”. Puede que jamás conozcamos la respuesta total a esta pregunta, pero tenemos que tener los elementos centrales de nuestra fe claramente en perspectiva. Dios tiene un plan para su vida. De manera activa busca lo mejor para usted en todo lo que Él hace. La disciplina es necesaria; de hecho, es una parte vital de la vida para todo creyente verdadero. Dios literalmente reprende a cada uno de sus hijos (Hb. 12:7). Aquellos que realmente confían en el Señor pueden estar en dificultades, pero no tienen que temer el resultado final de sus pruebas. Jesús será glorificado, y el propósito eterno de Dios será alcanzado.

PARA DISCUSIÓN

1. Aquellos israelitas que confiaron lo suficiente en la promesa de Dios como para quedarse en la tierra, fueron bendecidos. ¿Qué decisión difícil ha tomado usted porque sabía que esa era la voluntad de Dios?
2. ¿Hace falta más fe para confiar en Dios en los momentos difíciles que en los momentos buenos?
3. Cuando usted reconoce que la destrucción de Judá y la caída de Jerusalén eran parte del plan de Dios y no un accidente, ¿de qué manera afecta eso la forma en que usted ve el surgimiento y la caída de las naciones actuales?
4. ¿Se puede determinar la mano de Dios juzgando a las naciones en la actualidad?

Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.

2 Replies to “La Señal De Los Higos”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_bye.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_good.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_negative.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_scratch.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_wacko.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_yahoo.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_cool.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_heart.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_rose.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_smile.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_whistle3.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_yes.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_cry.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_mail.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_sad.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_unsure.gif 
https://www.ibws4u.com/wp-content/plugins/wp-monalisa/icons/wpml_wink.gif