Lectura: Juan 12:20-26
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. –Juan 12:24.
Muchos enseñan hoy día que si uno es fiel al Señor, cosechará salud, riquezas y honor. Pero eso no es verdad. Multitudes de creyentes fieles están enfermos, son pobres o sufren persecución. No obstante, adoran al Señor con gratitud, le sirven lo mejor que pueden, y conservan el gozo. Eso lo pueden hacer porque creen en la ley de la cruz: que si mueren al yo producirán una cosecha espiritual que durará para siempre.
Leí acerca de un hombre que lleva a cabo un programa para niños de un barrio pobre. Emplea personas que enseñen a coser, a leer y otras habilidades útiles. Además opera una escuela de día completo durante seis semanas en el verano, y celebra un culto dominical en el edificio de una iglesia que él mismo limpia. Cientos de personas se benefician de su trabajo, pero sólo un promedio de ¡ocho personas asisten a la iglesia! Sin embargo, él sigue, porque está motivado por su amor a Dios y por la ley de la cruz, que dice que si uno muere al yo y sirve a otros, cosechará fruto por la eternidad.
El principio que Jesús enseñó en Juan 12:24 acerca del grano de trigo que muere antes de que pueda producir fruto quedó expresado plenamente en Su muerte y resurrección. Nosotros también necesitamos vivir cada día por esa ley de la cruz.
Una semilla enterrada produce fruto;
una vida abnegada recoge una cosecha eterna.
NPD/---HVL