La Gracia De Dios Revelada En La Unidad Cristiana

Texto: Efesios 2:11-22

Versículo clave: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación.”
Efesios 2:14

La muerte de Cristo en cruz es la fuerza unificadora más poderosa en el universo. Sin importar cuáles sean nuestras otras diferencias, podemos encontrarnos en la cruz.

UN VISTAZO PRELIMINAR

De una u otra manera la mayoría de nosotros deseamos la unidad. Sin embargo, el camino a la unidad que enseña el mundo está muy lejos de la unidad que se enseña en la Biblia.
La unidad del mundo se produce ya sea por fuerza o por común acuerdo. Un individuo poderoso o un grupo obligan a otros a que vean las cosas a su manera y luego hay unidad. Los reyes y los dictadores han estado imponiendo esta clase de unidad en otros durante siglos. Entonces se da la unidad que surge por haber llegado a un acuerdo. Esto prevalece en nuestros días. Cuando hay un desacuerdo, cada parte involucrada tiene que cederle algo de terreno al otro y como resultado habrá un tipo de unidad. Desafortunadamente, la unidad basada en un acuerdo nunca es realmente satisfactoria.
Un acuerdo mutuo que pierde el principio verdadero hará que ambas partes se sientan miserables. El acuerdo que se basa en la falsedad, donde ambas partes ceden cosas que jamás quisieron al inicio, produce una unidad basada sobre mentiras y jamás perdurará.
La verdadera unidad es posible, y ésta es la unidad cristiana que se enseña en estos versículos. Esta es la unidad basada en la verdad y basada en cambios verdaderos que tienen lugar en los corazones y las vidas de todos los involucrados.
Esta unidad producirá paz en nuestros corazones, y perdurará por toda la eternidad. No hay desacuerdos ni discusiones en el cielo. Todos ahí están unidos en el amor de Dios y en el amor los unos por los otros. Quienes son salvos pueden aprender a vivir de esa manera mientras estén aquí en la tierra.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. Una vida de inquietud e inseguridad
Efesios 2:11, 12

11. Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.
12. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

No importa dónde vaya usted, tiene que comenzar donde está. Un hombre sabio también ocasionalmente verá hacia atrás para ver dónde ha estado. Este es el pensamiento detrás de la advertencia y el cual hay que recordar aquí. Nosotros podemos usar nuestros recuerdos de muchas formas y algunas de ellas son malas. En nuestra imaginación incluso es posible pensar en cosas que jamás sucedieron; pero si somos honestos con nosotros mismos, todos los creyentes pueden recordar un tiempo en que estuvieron perdidos.
Antes que Pablo y Silas llegaran a Éfeso, esta ciudad estaba llena de templos paganos y de la desesperanza que viene como resultado de la adoración ofrecida a dioses hechos por hombres. Había unos cuantos judíos que vivían ahí y tal vez había algunas verdades comunicadas por medio de ellos, pero mayormente esta gran ciudad estaba en tiniebla espiritual. Esto no era cierto para la mayoría ni para muchos, sino para todos los que más tarde vendrían a formar parte de la iglesia de Éfeso. Sea que estemos unidos en Cristo o no, recuerde que una vez estuvimos unidos en pecado.
Los judíos incluso tenían un nombre para los gentiles que adoraban ídolos. Les llamaban los “incircuncisos”. Al referirse a otros como gentiles y la “incircuncisión”, los judíos habían levantado una pared que ningún gentil podría jamás penetrar. El término gentil sencillamente significa: los otros. Por supuesto, “incircuncisión” se refiere a la marca más grande de los judíos. De esta manera los judíos estaban excluyendo a los gentiles de su adoración.
Observe la descripción precisa que Pablo dio de aquellos que estaban perdidos. Están sin Cristo. Alejados de la ciudadanía de Israel, o sea, son como extranjeros sin derechos ni privilegios en un país extraño. Son extranjeros de las promesas que Dios ha hecho en su Palabra. No tienen esperanza y están sin Dios en este mundo. Esto describe una terrible condición y una gran barrera que existe entre aquellos que tienen estas cosas y aquellos que no las tienen.
Esto también describe la vida de inquietud e inseguridad que viven millones de personas hoy día. Si alguna vez ha estado usted en un lugar extraño donde todos menos usted hablan un idioma diferente y entienden lo que está sucediendo, usted entiende algo de lo que Pablo estaba describiendo aquí. Esta es una situación triste y sin esperanza; pero hay esperanza y esa esperanza de nuevo se expresa en la acción que Dios toma a nuestro favor.

II. Un cambio que trae paz
Efesios 2:13-17

13. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
14. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
15. aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
16. y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
17. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca.

Estos versículos describen las cosas que Dios ha hecho para producir la verdadera unidad entre los hombres. No se menciona a Dios poniendo de lado ninguna de sus normas. No hay un acuerdo y no hay ninguna fuerza, pero hay reconciliación por medio de Jesucristo.
La iniciativa es dada por Dios. Dios envió a su Hijo al mundo y a través de la obra de Jesús todos los hombres pueden ser salvos. Esta es la unidad basada en la verdad; lo único que se debe ceder es la falsedad que de todas maneras se perderá cuando se exponga la verdadera verdad. Aquellos que estaban muy alejados han sido acercados por la sangre derramada por Jesús. Esta unificación no se da por obras de la carne; es por el derramamiento de sangre. Jesús murió para que nosotros podamos tener fe en Él y compañerismo entre nosotros.
Esta unidad trae paz. La división trae conflictos e incluso guerra, pero la unidad en Jesús trae la paz verdadera y perdurable. Jesús hizo esto trayéndose abajo la pared que separa a los hombres entre sí. Cristo trae paz trayéndose abajo las barreras.
Este es un cuadro ilustrativo tomado del templo de Jerusalén. El templo estaba rodeado de una serie de atrios. Cada corte tenía una pared alta que lo separaba del anterior. Conforme usted se acercaba al templo, entraba al atrio exterior de los gentiles. Aquí es donde se llevaba a cabo la compra y venta de animales y el intercambio de dinero (Mr. 11:15). Luego estaba la corte de las mujeres. Una mujer judía estaba limitada a esta corte a menos que haya venido a hacer un sacrificio. La siguiente corte era la de los israelitas. Ésta es donde toda la congregación se reunía en los días de la gran fiesta y donde los sacrificios les eran entregados a los sacerdotes. La corte de los sacerdotes era después. Esta corte estaba en la parte principal del templo. Esta área era sagrada y sólo era accesible para los sacerdotes. Finalmente, en el puro centro del templo estaba el Lugar Santísimo donde la gloria de Dios se aparecía. Sólo el sumo sacerdote podía entrar al Lugar Santo y sólo podía hacerlo una vez al año.
División tras división separaba al pueblo de la presencia de Dios. Las advertencias colgaban alrededor de la pared de la Corte de los Gentiles anunciando que si algún gentil caminaba más allá, sería muerto.
La enseñanza aquí es la de Jesucristo derribando todas las barreras y las paredes que separan a los hombres de Dios. Todos los hombres ahora pueden tener acceso a Dios de la misma forma, por medio de la muerte de Jesucristo. Nosotros aún podemos levantar barreras, pero Cristo ha acabado con todas ellas. Todas las ha derribado por la sangre que Él derramó en la cruz. Todos los hombres pueden acercarse a Dios de la misma forma, arrepintiéndose de su pecado y aceptando a Jesucristo como su Salvador personal.
Este es el mismo mensaje para los que están alejados así como para aquellos que están cerca. Este es el secreto de la verdadera unidad. A nosotros no se nos une en el acuerdo o por la fuerza; somos unidos por la fe. Cuando confesamos nuestros pecados y creemos en Jesús, encontramos una base perdurable para la verdadera unidad.
Como una aplicación práctica, observe que la mayoría de divisiones entre los cristianos son causadas cuando ambas partes involucradas olvidan cómo, por qué y cuándo se convirtieron. Entre más nos acerquemos a la cruz, más cerca estaremos los unos de los otros.

III. Entendimiento que trae bendiciones
Efesios 2:18-22

18. Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
19. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.
20. edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
21. en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
22. en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

La unidad que Dios da debe ser reflejada en sus hijos. Hay un Espíritu a través del cual tenemos acceso a Dios. La mentira del humanismo es que hay muchos caminos a Dios y que no importa en cuál se encuentre usted. La Biblia es muy clara en esto. En 1 Timoteo 2:5 leemos: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.
Debido a que hay solo un Dios y un camino verdadero para acercarse a Él, y debido a que todas las barreras para Dios han sido derribadas por Jesús, ya no somos extraños ni extranjeros. Lo que somos se refleja en tres grandes ilustraciones en este pasaje.
Primero, somos conciudadanos con los santos. Todos somos ciudadanos del mismo país. Una de las divisiones más grandes en la historia es la división entre las naciones del mundo. Los romanos odiaban a los judíos y los judíos odiaban casi a todos. Las diferencias nacionales eran enseñadas más allá de la reconciliación. Pero en Jesús todas estas diferencias son echadas a un lado y todos venimos a ser ciudadanos del cielo. Nosotros compartimos una herencia común y compartimos una meta común.
La segunda ilustración que usó Pablo es que somos miembros de la misma familia. Somos parte de la casa de Dios. A través de nuestra fe somos hechos miembros de la familia de Dios. Nacemos a la familia, y también somos adoptados a la familia. A pesar de cualquiera de las otras diferencias, todos los creyentes son parte de la familia de Dios y ésta una base preciosa para la unidad y el compañerismo. Todos nosotros apreciamos las ataduras que unen a nuestras familias terrenales y esas ataduras deben ser fuertes en nuestra familia espiritual.
La tercera situación es la de un edificio. Así como el templo de Jerusalén era una estructura grande y magnífica, así es la familia de Dios. Un edificio grande tiene un fundamento. Nuestro fundamento es la obra de Jesucristo, la Roca sólida (1 Co. 3:11). Este fundamento es el completado Nuevo Testamento escrito mayormente por los hombres que Jesús escogió como apóstoles.
Un gran edificio también se compone de varias rocas pequeñas unidas entre sí una por una con todas las otras piedras que están en su lugar y haciendo su trabajo. Este es un cuadro de una iglesia. Una iglesia nuevo testamentaria se fundamenta en la Palabra de Dios, y se forma de miembros unidos todos en su propio lugar y formando una estructura que es más grande que sus partes individuales.
El pueblo de Éfeso puede que naturalmente comparara este edificio espiritual con el gran templo de Diana, el cual era parte de la arquitectura de la ciudad. Esta hubiera sido una gran ilustración de lo que Dios estaba construyendo en las vidas de sus hijos.

UNA PALABRA FINAL

Se deben hacer algunas aplicaciones importantes de estas verdades. Primero, ¿ha usted experimentado personalmente la gracia de Dios? ¿Ha confiado en Cristo y recibido la vida eterna que sólo Él puede dar? Si no lo ha hecho, o si no está seguro desu posición espiritual, vuélvase a Cristo por fe y confíe en Él. Así como la antigua Israel, puede que a usted se le hayan dado muchos privilegios espirituales, sólo para rechazar a Dios quien se las dio. O, como los antiguos gentiles, puede que usted se haya alejado de Dios y haya vivido en pecado y desobediencia. En cualquier caso, invoque a Jesús y Él le salvará.
Segundo, si usted es un creyente verdadero en Cristo, ¿está compartiendo su fe con otros? Usted ha sido levantado de la tumba para que pueda andar en nueva vida. Comparta con otros las buenas nuevas de la vida eterna. Usted ya no está enemistado con Dios, así que puede compartir las buenas nuevas dela paz con Dios, con aquellos que aún están lejos de Él.
Si usted no está en paz ni armonía con sus hermanos y hermanas en Cristo, entonces haga lo que debe hacer para restaurar esas relaciones rotas. Jesucristo murió para que la reconciliación sea posible. Usted y yo podemos tener una reconciliación personal. Hacemos esto cuando tomamos la Palabra de Dios de manera literal y personal. No hay razón alguna para que las diferencias terrenales dividan a quienes al final estarán unidos en su hogar eterno.

PARA DISCUSION

1. ¿De cuáles actitudes pasadas se ha deshecho usted desde que se convirtió?
2. ¿De qué manera funge la sangre de Cristo como una fuerza unificadora en la vida de un cristiano?
3. ¿Qué significa que se “reconcilien” dos personas? ¿Ha tenido usted esa experiencia?
4. ¿De qué maneras son los cristianos una familia? ¿De qué maneras somos un edificio?


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