Texto: Efesios 1:12-23
Versículo clave:
“Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia” Efesios 1:17, 22
UN VISTAZO PRELIMINAR
La gracia de Dios es instrumento en nuestra salvación, pero también es necesaria para nuestro servicio a Dios. No somos salvos por gracia para que vivamos en desgracia. Pareciera que muchos creyentes piensan que una experiencia con Jesús es algo de una vez en la vida. Es cierto que solamente somos salvos una vez. Nacer de nuevo es una experiencia única que no hace falta que se repita jamás; pero una vez que somos salvos, necesitamos un andar diario y continuo con nuestro Señor. Somos salvos por gracia y andamos por la gracia de Dios.
Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador personal, Dios comienza un proceso de cambio que sólo será completado cuando lleguemos al cielo. La mayoría de las personas convertidas siguen viviendo en esta tierra por un tiempo, y durante ese periodo tienen la oportunidad de crecer en la gracia y el conocimiento de Jesucristo.
Obviamente, para aprender tenemos que ser expuestos al conocimiento; y sin duda, tenemos que exponernos a la gracia de Dios para crecer en esa gracia. Como oró Pablo por sus hermanos en Éfeso, él estaba exponiéndolos a la gracia de Dios que obra en sus vidas, y les estaba enseñando cómo aplicar estas verdades a todas las áreas de su vida diaria.
La verdad que conocemos sólo nos cambiará en la medida en que viene a ser la verdad que practicamos. Lo que hacemos habla tan fuerte que otros no pueden oír las palabras que decimos.
UNA MIRADA MAS CERCANA
I. El regalo del Espíritu Santo
Efesios 1:12-14
12. A fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
13. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuiste sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
14. que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Dios tiene un propósito en salvar nuestras almas y ese propósito está claramente establecido en el versículo 12. Literalmente somos creados para que podamos alabar al Señor. Todo ser humano tiene la capacidad de ser agradecido; pero la verdadera acción de gracias no sólo es un sentimiento general de gratitud sin dirección específica. Debemos estar agradecidos con Dios y debemos estar agradecidos con Jesús. Nos estamos auto-engañando si clamamos las bendiciones de Dios en nuestras vidas y después rechazamos a Cristo. Las palabras en Cristo o en él, aparecen frecuentemente en Efesios y son fundamentales para entender la voluntad de Dios para nuestras vidas. Debemos buscar la plenitud y la realización en la vida por medio de nuestra relación con Jesús.
El plan de salvación a través de Jesús se explica detallada y claramente. Primero escuchamos la Palabra de verdad. La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. Cuando alguien oye el evangelio, esa persona tiene una decisión que tomar. Él o ella pueden prestarle atención al mensaje y cambiar de acuerdo a lo que enseña el evangelio; o esa persona puede rechazar el evangelio.
Nos gustaría pensar que sólo permanecemos neutrales y que tomaremos nuestra decisión más adelante, pero la verdad es esa. Si no aceptamos el evangelio, lo hemos rechazado. Aquí no hay campo neutral. Si no estamos con Cristo, contra él estamos (Mt. 12:30). Una vez que usted oye y entiende el evangelio, usted es salvo o está perdido; no hay forma de permanecer neutral.
Pero Dios no ha diseñado el evangelio para que los hombres puedan rechazarlo. Todo ser humano debe oír este mensaje de vida, arrepentirse de sus pecados y confiar en Jesús como su Salvador personal. Esta es la Palabra de verdad que trae salvación.
Cuando nuestras almas se salvan, somos sellados por el Espíritu Santo. Este sello se refiere al sello que fue puesto en una carta importante o un documento oficial. Sugiere que estamos un tanto asolados de las realidades de la vida, como un objeto envuelto en plástico. Dios espera que vivamos en el mundo, pero una vez que somos salvos, ya no somos más de este mundo.
La presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones es la garantía de nuestra redención. La garantía es parecida a un depósito. Es una cantidad simbólica que es intercambiada para sellar una transacción. Indica que todas las partes involucradas son sinceras en sus tratos. Dios nos da al Espíritu Santo en nuestros corazones para mostrarnos que aún faltan bendiciones más grandes por venir.
Recuerde que la presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones es absolutamente fundamental para nuestra salvación. De hecho, si no tenemos al Espíritu Santo, no le pertenecemos a Jesús. Romanos 8:9 deja esto muy claro. “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”.
El Espíritu Santo está ahí en nuestros corazones guiándonos hasta el día cuando nuestra fe será vista, y al final alcanzaremos el gran propósito de Dios el cual es darle honor y gloria a Dios a través de Jesucristo.
II. El privilegio de la oración intercesora
Efesios 1:15-19
15. Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos,
16. no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
17. para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
18. alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
19. y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza.
No sólo debemos darle gracias a Dios por nuestra propia salvación, sino que debemos darle gracias a Él por salvar a otros. Cuando Pablo oyó que almas habían sido salvas en Éfeso, estuvo realmente agradecido. Él declaró que continuamente estaba orando por estas personas, aunque no supieran de su oración en aquel momento. Nuestras vidas de oración no deben estar determinadas por quienes estén oyendo cuando oramos. Debemos orar en secreto y confiar que el Señor recompensará en público.
Pablo no sólo estaba haciendo algún tipo de oración general para que las cosas mejoraran en Éfeso. Él no estaba orando que fuera liberado de prisión. Más bien, estaba orando por el desenvolvimiento espiritual y el crecimiento de estos hermanos. En el versículo 17, él mencionó una verdad que también se enseña en Santiago 1:5. Cuando necesitamos sabiduría, debemos pedírsela a Dios. Pablo le pidió a Dios que les diera a ellos el espíritu de sabiduría conforme consideraban lo que ya sabían y aprendían más de Jesús.
La sabiduría es la capacidad de tomar decisiones correctas. Está estrechamente relacionada con el conocimiento y el entendimiento. Necesitamos un conocimiento crudo, y necesitamos entender cómo aplicar lo que sabemos a las cosas que estamos haciendo; pero también necesitamos sabiduría para tomar las decisiones correctas en nuestras vidas. Puede que tengamos el conocimiento y el entendimiento, pero que nos falte la sabiduría. La sabiduría no llega por estudiar libros, ni siquiera por experiencia. La sabiduría llega de parte de Dios, y nosotros podemos tenerla cuando oramos con sinceridad para pedirla.
La sabiduría abrirá nuestro entendimiento y hará que una luz brille en los lugares oscuros de nuestras vidas. Entonces podremos ver la esperanza de nuestro llamado y las grandes riquezas que nos esperan en gloria. Dios de hecho nos pide que hagamos sacrificios y cualquier sacrificio involucra pérdida. Pero Dios sólo nos pide renunciar a las cosas que de todos modos no podemos retener para que ganemos cosas que jamás podremos perder. Jesús enseñó este principio de cambio de vida en Marcos 8:35: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Este pasaje puede que sea difícil de aceptar, pero es justo así. Nosotros sólo podemos salvar lo que estamos dispuestos a perder, y al final perderemos todo lo que buscamos salvar.
Cuando renunciamos a todo por el Señor, tenemos que tener la fe que Él podrá sustituir lo que hemos perdido. Considere la vida de Jesús como un ejemplo. Jesús renunció a su vida terrenal al morir en la cruz, pero en la resurrección Dios la sustituyó con una vida y un cuerpo glorificados. El poder que opera en la vida de un hijo de Dios es el poder de la resurrección. Ese es el poder que restaura y hace nuevas todas las cosas. Dios puede hacer eso a todos sus hijos, y lo hará. Pablo estaba orando que los efesios entendieran y aceptaran esta verdad.
III. El poder disponible para los hijos de Dios
Efesios 1:20-23
20. la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,
21. sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;
22. y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.
23. la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Pablo usó el ejemplo de Jesús y lo aplicó a todos los creyentes. En Romanos 8:18 leemos: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. Ésta es una verdad grandiosa.
Este poder de hacer nuevas y mejores cosas es el poder de la resurrección. Hay muchas cosas que podemos aprender sobre el poder que sacó a Jesús de la tumba y a una nueva vida.
Primero, tenemos que aprender que sólo funciona cuando nada más lo hace. La medicina no puede restaurar la vida. El poder de la resurrección funciona en el cementerio, no en el hospital. Lo que hace Dios a nuestras almas y al final a nuestros cuerpos físicos también no es una reforma, es una sustitución. Esto mortal debe ser sustituido por lo inmortal. Luego y sólo luego, es muerte consumida en victoria.
Los creyentes en Éfeso habían sido enseñados que esto sucedería en el día final, y nosotros también tenemos ese conocimiento; pero la verdad es que este poder para cambiarnos está disponible ahora mismo en medio del gran desorden en el que estamos. Dios está obrando ahora mismo. En medio de la antigua creación, una nueva está tomando forma. Esto está sucediendo en nuestras mentes y en nuestras almas. Conforme aprendemos de la Palabra de Dios y aplicamos estas lecciones a nuestras vidas, y conforme seguimos el liderazgo del Espíritu Santo, el mismo poder que sacó a Jesús del sepulcro está disponible para nosotros hoy.
El poder de la resurrección puede hacer cualquier cosa. No hay ningún trabajo difícil ni nada es imposible para este tipo de poder. No hay caso imposible en lo que a Dios respecta. Si Jesús pudo sacar a Lázaro después de cuatro días en la tumba, él puede ayudarle a usted en cualquier problema que se le ponga por delante.
Si todas las cosas están bajo sus pies, entonces ¿qué está fuera de control? Nada lo está. Y cuando enfrentamos la tribulación y la prueba todos los días, debemos recordar que Jesús está en control. Él es la Cabeza de sus iglesias y Él está en control de las cosas que suceden sobre esta tierra. En la medida en que nos comprometamos a seguirle, podremos tener acceso a su poder para vivir y servirle.
UNA PALABRA FINAL
Esta maravillosa verdad significa que todos los problemas que usted ha tenido recientemente están obrando para bien suyo. Lo están preparando para este grandioso día futuro. Le están enseñando algo sobre cómo ser paciente y cómo manejar la presión. Le están dando la oportunidad de usar el poder de la resurrección de Cristo que está disponible para usted. El cansancio que usted siente al final del día, los dolores artríticos en su cuerpo, el desacuerdo que tuvieron usted y su mejor amigo, todos están obrando juntos para bien suyo. Ese es el punto. Eso es lo que Pablo quiere que estos efesios vean.
La vida no se pierde en una serie de eventos rutinarios, aleatorios y sin significado. Nosotros no andamos por la vida meramente adormeciéndonos más y más conforme pasan los días. No, todas las cosas están obrando juntas; están preparando a los hijos de Dios para un eterno peso de gloria más allá de toda comparación. La vida será distinta si usted aprende a verla de esa forma. La esperanza de nuestro llamado es que conoceremos la verdad de la Palabra de Dios.
No hay circunstancia alguna que atravesemos, que en las manos de nuestro amoroso Dios no pueda dar un giro para nuestro bien. Puede que se dé lo que pareciera ser un fracaso inmediato, pero ese fracaso no es el final de la historia. Cuando nos demos cuenta de esta verdad, entonces cada momento que vivamos, todos los eventos de nuestras vidas, serán tocados con gloria. Vivimos sobre la tierra, pero sabemos que somos ciudadanos del cielo. Sabemos que al final todo será unificado en Cristo para honra y gloria de Dios. ¡Qué hermosa manera de vivir!
PARA DISCUSION
1. ¿Cómo se refleja el Espíritu Santo en su vida diaria?
2. ¿Acerca de qué ora en cuanto a otros se refiere?
3. ¿Nos da Dios el poder para hacer lo que Él nos pide que hagamos? ¿Por qué o por qué no?
Hola muy bueno este mensaje, lo pueden enviar a mi correo???