Lectura: Génesis 37:23-36
El justo aborrece la palabra de mentira; mas el impío se hace odioso e infame.
–Proverbios 13:5.
Uno de los mandamientos más difíciles de Dios para nosotros es decir la verdad. Yo le he dicho a mi hijo de 9 años muchas veces que si él quiere que le confiemos un auto dentro de unos años y todas las responsabilidades de ser un adolescente, ¡siempre tiene que decir la verdad ahora!
La verdad, la honestidad y la confianza son la base de toda buena relación. Pero que otros confíen en nosotros es únicamente una razón por la cual es tan importante el mandamiento de Dios que dice «hablad verdad cada uno con su prójimo» (Ef. 4:25). Otra buena razón es que el Señor aborrece la mentira. Proverbios 6:19 la menciona como una de las siete cosas que Dios aborrece: «el testigo falso que habla mentiras». Y Juan 8:44 nos dice que Satanás es un mentiroso y padre de mentira.
Mentir puede ser muy fácil. Muchas veces parece la mejor manera de evitar un problema escabroso o de protegernos de los resultados de otras malas decisiones. Sin embargo, siempre sale el tiro por la culata. Es por eso que cuando los hermanos de José mintieron cuando lo vendieron como esclavo, pasaron el resto de su vida preocupándose por las consecuencias (Gn. 37:31-33; 50:15).
No mientas. Es un mandamiento difícil del Señor, pero es la mejor forma de agradarle y de ganar el respeto de los demás.
La mentira cubre una multitud de pecados. . . ¡temporalmente!
NPD/--JDB