Lectura: Juan 20:19-29
Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana. . . .
–1 Corintios 15:17.
Oliver Stone produjo una película acerca del antiguo presidente norteamericano John F. Kennedy. Inventó los hechos y luego defendió sus acciones diciendo que lo que era verdaderamente importante era el «sentido mítico» de la historia, o su interpretación de los hechos. La precisión histórica no importaba.
Algunos líderes religiosos de primer siglo aparentemente usaron una táctica similar cuando contaron la resurrección de Jesucristo. Influidos por religiones paganas que desestimaban la realidad del mundo físico, afirmaban que Cristo resucitó espiritualmente, no corporalmente.
Para el apóstol Pablo, esta idea era una herejía. Les escribió a los corintios acerca de la importancia de una evidencia histórica precisa. Les recordó que Jesús apareció a Pedro, a los otros apóstoles, a Jacobo y a más de 500 personas al mismo tiempo (1 Co. 15:5-8). La mayoría de los testigos oculares todavía vivían y podían testificar que el cuerpo resucitado de Cristo era tan real como el que tenía antes de morir, aunque poseía nuevos poderes.
La precisión histórica es crucial a la veracidad de la fe cristiana. La resurrección corporal literal respalda la deidad de Cristo, la suficiencia de su muerte expiatoria y la esperanza de la vida eterna. La fe en Cristo es una fe en la verdad, una verdad que está arraigada en la historia.
Conocer a Cristo es conocer la verdad.
NPD/--HVL