Lectura: Mateo 16:21-28
. . . Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
–Lucas 9:23.
Cuando Charles Swindoll era un muchacho joven, el siguiente comentario que hizo un viejo tejano influyó en él grandemente: «El problema con la vida cristiana es que es tan cotidiana.»
Es verdad. Seguir a Cristo es un estilo de vida que se construye sobre lecciones y decisiones pasadas, pero también depende de nuestra dedicación día a día. No podemos vivir de los éxitos del ayer, de las oraciones de la semana pasada, ni de las historias bíblicas que escuchamos cuando éramos niños.
Cada nuevo día es tanto un reto como una oportunidad. Nuestra fe será desafiada, y podemos usar ese desafío como una oportunidad para crecer en nuestra relación con Dios. Jesús mismo dijo que aquellos que querían ser sus discípulos debían estar en una actitud continua de autonegación y obediencia a Él. El Señor lo expresó así: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame (Lc. 9:23).
A medida que pasa cada día, debemos hacer una pausa y recordarnos que éste es un día dedicado a Dios, que ha de ser usado para su gloria, y que como mejor se vive es recordando lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz.
Desde hoy, miremos la vida de esa manera. Es un compromiso diario.
La consagración a Cristo
no es una decisión que se toma una vez;
es un desafío diario.
NPD/ --JDB