Lectura: Génesis 14
Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra.
–Génesis 14:19.
El sobrino de Abram estaba en apuros. Los reyes de Sodoma y Gomorra, donde vivía Lot, habían sido invadidos por un grupo de reyes saqueadores. Saquearon a Sodoma, capturaron a Lot y a su casa, y luego huyeron hacia el norte.
Cuando Abram se enteró de que el hijo de su hermano había sido secuestrado, reunió a 318 siervos adiestrados, salió a buscarlo, y rescató a Lot.
Lo que sucedió después es aún más extraordinario. Melquisedec, rey de Salem, visitó a Abram para felicitarlo y para bendecirlo en el nombre «del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra» (Gn. 14:19).
Eso era inaudito. En aquellos días, la gente invocaba los nombres de Baal y de otras deidades locales falsas. Por tanto, era notable que Abram, que estaba aprendiendo a confiar en el Dios del universo, recibiese la visita de un gobernante que compartía su fe en el verdadero Dios.
A veces podríamos pensar que todos los que nos rodean son personas que no conocen al Dios de la Biblia. Puede que hablen de religión o de fe, pero la confianza genuina en el Señor del universo parece ser la excepción. Eso no debería detenernos.
Abram estaba rodeado de personas que no conocían a Dios. No obstante, mantuvo su fe. Lo mismo debemos hacer nosotros, especialmente durante esos momentos en que nos sentimos solos.
Cuando andas con Dios, estarás desfasado con el mundo.
NPD/--JDB