Lectura: Juan 17:20-26
[ Ruego] para que todos sean uno . . . para que el mundo crea que tú me enviaste. –Juan 17:21.
Cinco días antes de Navidad, un titular de periódico decía: ¿buena voluntad? ¿paz? no en esta iglesia.
Una congregación de 133 años de antigüedad se estaba desintegrando. Al pastor lo interrumpían con insultos en medio de sus mensajes. Las facciones contrarias pasaban sus propios platos para la ofrenda. Hasta tuvieron que llamar a la policía una vez que perdieron el control en una discusión durante un culto. Esas son malas noticias. Hacemos una mueca de dolor ante el espectáculo público de los cristianos que se dividen por celos y por ira.
Por otro lado, las buenas noticias son que esto sucede raras veces. Los periódicos suelen informar lo inusitado y extravagante, no los acontecimientos ordinarios de la vida diaria. Leemos acerca de un avión que se cayó, no de los incontables aterrizajes que se hacen con seguridad; leemos de una iglesia que está dividida por el odio, no de las muchas que están llenas de amor.
Justo antes de la crucifixión de Cristo, Él oró para que sus seguidores fueran «uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste» (Jn. 17:21).
Cuando Dios conteste esa oración en tu vida y en tu iglesia, probablemente no saldrás en los titulares de los periódicos. Pero sí darás gozo al corazón de Dios y contribuirás a mostrar a la gente que vive en un mundo con problemas que el Príncipe de Paz ha venido.
EN EL HUERTO DE DIOS NO HAY LUGAR PARA LA MANZANA DE LA DISCORDIA.
NPD/--DCM