Lectura Bíblica: San Lucas 2:8-14
La canción de los ángeles: ¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!
INTRODUCCIÓN
¡Extraordinario! ¡Qué espectáculo! Un niño recién nacido, envuelto en pañales, durmiendo en un pesebre ¿Cómo creer que pudiera ser el Hijo de Dios? La grandeza se encuentra en palacios, nunca en un establo. Pero entonces, al contemplar los eventos que acompañan ese advenimiento (el anuncio del ángel, el glorioso coro angelical, la estrella especial, los pastores adorando al niño, y los magos sabios venidos del oriente) tenemos motivos para reflexionar. Nunca nació niño bajo tan excepcionales condiciones ¡Es el Mésias prometido, el Rey de reyes y el Señor de señores, que vino al mundo para salvar a todos los pecadores! El establo simplemente nos recuerda su gran humillación; la presencia del ángel y el coro angelical nos da a entender que ese bebé era nada menos que el verdadero Hijo de Dios venido del cielo. Ahora, ¿qué es lo que necesitamos comprender?
LOS QUE RECIBEN EL MENSAJE DE «PAZ» (vv. 8 y 9)
Pastores: gente humilde, responsables, que escuchan y obedecen.
Ellos nos hacen pensar en otros pastores que también oyeron la voz del cielo:
Abraham, Isaac y Jacob, los patriarcas —pastores nómadias viviendo en tiendas (He 11:9).
Moisés llamado a rescatar a los Hebros cuando servía de pastor (Éx 3).
David —llamado cuando pastoreaba el rebaño de su padre (1 S 16:16).
Pastores: características de aquellos que recibieron el mensaje del ángel:
Esa noche no dormían comodamente en sus camas, sino «velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño».
A ellos Dios no los escogió porque «hicieran» cosas que a los hombres les parecieran piadosas. Lo único que sabemos es que hacían sus tareas normales con fidelidad.
Una conclusión: aquellos que quieren oír la voz de Dios han de ser personas activas, alertas, despiertas, que cumplen fielmente sus tareas normales.
Pastores: personas humildes, sorprendidos por la gracia de Dios (v. 9)
La opinión común es que Dios viene cuando la gente le busca, a pesar de que la Biblia dice que «nadie busca a Dios» (Ro 3:10-14); al contrario, Dios es el que por gracia —favor inmerecido— nos busca y sorprende con su llegada inesperada.
Para que no se confundan con mensajeros falsos —pues Satanás y sus huestes también aparecen, a veces con mensajes sensacionales, Dios acompaña la aparición de sus ángeles inconfundiblemente: «la gloria del Señor los rodeó de resplandor con el resultado que «temieron con gran temor».
EL MENSAJE CONSOLADOR DE LOS ÁNGELES (v. 14)
¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
En esta era de gracia, el mensaje de los ángeles de Dios:
Elimina el temor: Dice el ángel : «No temáis», por decir, «no vengo como mensajero de juicio». Hoy Dios nos llega con un mensaje de salvación, no condenación.
Estimula el gozo: Añade el ángel: «He aquí os doy buenas lluevas de gran gozo». El evangelio representa nuevas de gozo.
Explica la razón: «Os ha nacido un Salvador; que es Cristo el Señor». Gozo …porque ¡cuánto necesitamos a un Salvador!
Enfatiza la verdad y gloria del anuncio: «Apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían…»
Enuncia la señal que distingue al niño —Dios ha venido en humildad: «Hallaréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
En esta era de gracia, el mensaje alentador es uno de «paz»
Al enviar al Mesías a este mundo, Dios introdujo paz, poniendo a un lado la enemistad entre Dios y el hombre a causa del pecado. El juicio de Dios vendrá en su Segunda Venida.
Cuando gozamos de la paz con Dios, poseemos la paz de Dios para con todo lo demás: paz con nosotros mismos, paz con nuestra conciencia, paz en cualquier situación, buena o mala. Esa «buena voluntad» de Dios, que resulta en «paz» interna, viene a consecuencia del Hijo nacido. Solo por medio de Él hay salvación.
CONCLUSIÓN
Esa paz de Dios nos llena de confianza y esperanza, ya que comprendemos que Jesucristo se humanó para reconciliarnos con Dios y darnos entrada al cielo.
Ya que esa paz y buena voluntad divina nos llega por medio de Cristo, «Cristo en mí» llega a ser «la esperanza de gloria».
Los hombre que disfrutarán de esa «paz» únicamente son aquellos que responden en fe, entregando sus vidas y almas al Hijo de Dios.
Qué hermoso sería que, si nunca has respondido al llamado de Dios, en esta Navidad permitas que el Señor Jesús nazca en tu corazón. No seas como aquellos que no dieron lugar a Jesús. Responde a su llamada; encontrarás paz con Dios y disfrutarás de la paz de Dios.
AYUDAS HOMILÉTICAS
Hoy día se habla mucho de paz, ya que hay tanta violencia, guerras y revoluciones en muchas partes del mundo. Cuando Jesús nació en el pesebre de Belén, era un tiempo de «paz» —la «pax romana»— bajo el emperador Augusto César. Sin embargo, uno de los filósofos estoícos de aquellos días, Epicteto, dijo: «Aunque el emperador pueda establecer la paz en la tierra y el mar, no es capaz de implantan paz en el corazón, que es lo que el hombre anhela, aún más que la paz externa». Hoy estudiamos de Aquél que vino a traer al hombre la paz interna.
OTROS QUE FUERON SORPRENDIDOS
Jesús sorprende a la mujer samaritana cuando le habla en el pozo.
Jesús sorprende a Natanael cuando le informa que ya le conocía.
Jesús sorprende a los doce cuando los llama a ser sus discípulos.
Jesús sorprende a Saulo en el camino a Damasco.
Aquella noche, en lo menos que pensaban los pastores era en ángeles. ¡Qué susto pasaron! Pero, ¡cuán grata fue la noticia de esos seres celestiales venidos de Dios!
Esa gloria apareció a Abraham (Hch 7:2) y presumimos que temió.
Esa gloria apareció a Jacob (Gn 28:16-17) y tembló.
Esa gloria apareció a Moisés (Éx 3:5-6) y quitó sus sandalias.
Esa gloria apareció a David (1 Cor 21:16; 30) Y le llenó de pavor.
Esa gloria apareció a Isaías (Is 6.5) y se vio hombre inmundo.
Por ser nosotros personas pecadoras, la aparición de un ser glorioso venido del santo Dios nos llena de pavor. El primer pensamiento es que viene para juzgarnos. Si no hay esa reacción de temor, ¿será un mensajero de Dios?
UNA FRASE MAL ENTENDIDA
La traducción que dice:, «en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad» no es correcta. El sentido del original es «paz entre los hombres que son los objetos (recipientes) de la buena voluntad de Dios». La versión del 1960 es ambigua: «Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres» . La Biblia Latinoamericana, dice: «y en la tierra gracia y paz a los hombres», esta se aproxima al sentido. El texto declara el glorioso énfasis de la gracia y el favor de Dios, pues, aquel niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre es señal de que Dios ha llegado al hombre en «paz», no en el «juicio» que merece por sus pecados.
(Escrito Por Les Thompson)