Lectura: Lucas 1:39-56
Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor. –Lucas 1:46.
María estaba angustiada. Acababa de oír las palabras: «¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo» (Lc. 1:28). Parecería que esas fueron palabras consoladoras, pero en realidad fueron asombrosas, porque las dijo un ángel.
María estaba a punto de recibir las noticias más magníficas de la historia, y sin embargo, tenía miedo. Y cuando el ángel le dijo que iba a tener un bebé exclamó: «¿Cómo será esto? pues no conozco varón» (v.34).
Esas dos realidades acerca de María, que estaba angustiada y que hizo preguntas al ángel, nos muestran que era una persona como nosotros, con inquietudes normales.
No obstante, después de escuchar al ángel, María se llamó a sí misma «la sierva del Señor» y dijo: «Hágase conmigo conforme a tu palabra» (v.38). Era una sierva humilde y piadosa dispuesta a hacer la voluntad de Dios.
Los sentimientos de María son también evidentes en su elocuente oración conocida como el Magnificat, el cántico de María (vv.46-55). En el mismo se regocija en la santidad de Dios (v.49), en Su misericordia (v.50), en Su fortaleza (vv. 51,52), en Su cuidado por los hambrientos (v.53), y en Su bondad para con Su pueblo (vv. 54,55).
Podemos aprender de María a confiar en Dios a pesar de nuestras inquietudes y temores, y a alabarlo por su grandeza. De eso se trata el cántico de María.
LOS CAMINOS INESCRUTABLES DE DIOS
MERECEN NUESTRA INFINITA ALABANZA.
gracias herm por sus bosquejos que han cido de mucha bendicion para este su servidor de cristo. amen.