Lectura: 1 Samuel 6:20-7:6
Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios…. Deuteronomio 8:11.
El arte, la música y los espectáculos de la Navidad se concentran en la «aldehuela de Belén» y en el bebé dormido en un pesebre. ¿Qué madre no puede cerrar los ojos y recordar a su propio bebé dormido en la cuna? Nos deleitamos en estas preciosas expresiones de la venida de Jesús al mundo.
Pero no podemos permitir que un bebé en un pesebre sea lo único que entendemos de Cristo. No nos inclinamos para rendir homenaje a un niño dormido. ¡Tenemos una relación viva y vital con el Cristo crucificado, resucitado y glorificado!
Primera de Samuel 7 nos cuenta cómo el arca del pacto, el símbolo de la misma presencia y poder de Dios, había permanecido durante largo tiempo en una aldea remota (v. 2). Israel no había reverenciado al Dios Todopoderoso por mucho tiempo. Estaba arrinconado, olvidado.
¿Cómo pudieron hacer algo así? Sin embargo, muchos de nosotros mostramos el mismo olvido. ¿Pensamos en Jesús sólo en la Navidad? ¿Acaso nuestros únicos pensamientos acerca del Rey de la creación lo representan como un bebé envuelto en pañales? Si es así, nos estamos perdiendo del verdadero mensaje de la Navidad.
No podemos mantener a Jesús en un cuadro del nacimiento. Jesús anhela una relación viva y dinámica con nosotros. Así como Israel sacó el arca de la oscuridad y la introdujo en la vida diaria, saquemos también a Cristo de la cuna e invitémosle a nuestras vidas.
Si Cristo permanece fuera, algo debe andar mal por dentro.
NPD/--DCE