Lectura: Lucas 1:26-38
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Lucas 1:31.
Durante la Gran Depresión que afectó a los Estados Unidos en los años treinta, una familia de la región del oeste medio tenía que esforzarse grandemente para poder llevar comida a la mesa. No tenían dinero para lujos.
Un día pusieron carteles por toda la ciudad anunciando la llegada de un circo. La entrada costaría $1. Un chico de dicha familia quería ir a ver el espectáculo, pero su padre le dijo que tendría que ganar el dinero por sí mismo. El jovencito nunca había visto un circo, por lo que trabajó febrilmente hasta que pudo comprar la entrada.
Un día llegó el circo, y el chico fue a ver a los actores y a los animales desfilar por la ciudad. Mientras miraba, un payaso se acercó a él bailando, y el chico le puso el boleto de admisión en las manos. Luego se paró en el borde de la acera y aplaudió a medida que pasaba el resto del desfile.
El muchacho corrió a su casa a contarles a sus padres lo que había visto y cuán emocionante era el circo. Su padre le escuchó, luego tomó a su hijo en brazos y le dijo: «Hijo, tú no viste el circo. Todo lo que viste fue el desfile.»
Esa historia es una parábola de la Navidad. Mucha gente se emociona con las festividades, pero se pierden el evento principal. Durante esta temporada, recordemos lo que sucedió en un humilde establo de Belén y lo que significa para nosotros el nacimiento de Jesús.
Cristo es la razón de la celebración.
--NPD/HWR