Warren Wiersbe nos hace reflexionar al decir: «Cuán asombrados se quedaron los ángeles al ver al Creador nacer como una de sus criaturas; al Verbo como un niño que no sabe hablar».
¿Alguna vez se ha imaginado a Cristo como un niño que no sabe hablar? Pues en eso se convirtió Él. La voz del Dios todopoderoso fue reducida por un breve tiempo a expresiones sin sentido. Sin embargo, ningún otro momento en la historia tiene un significado tan lleno de esperanza y paz como el momento en que nació nuestro Redentor.
No cabe duda de que Jesucristo pudo haber venido como el Rey soberano que es; pero no lo hizo, sino que quiso venir como un niño que depende de su madre para todas sus necesidades físicas.
Cristo en ningún momento dejó de ser el Dios que conocemos y adoramos. Él era Dios y hombre en todo sentido de las palabras; pero ahora sí podía verse cara a cara con su creación.
Cuando usted está pasando por dificultades, ¿se siente tentado a pensar que el Señor no comprende su situación? Pues la verdad es que la comprende a la perfección; es más, hasta conoce la senda que usted debe seguir a partir de este momento. Cristo es su Redentor, su Señor y su Amigo más fiel.