Lectura: Mateo 5:1-12
Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos…. –Mateo 5:12.
¿Alguna vez actuamos como el niño que, al final del día, se arrodilla junto a la cama y dice: «Gracias, Señor, por no permitir que mamá encontrase las envolturas de chocolate en mis bolsillos. Me alegro de haber podido comer todas las golosinas que pude en casa de Guillermo. Ah, y, casi me olvido, gracias por no dejar que papá echara de menos los fósforos que tomé de su mesa de trabajo. Amén?
Nosotros los cristianos a veces tenemos una actitud similar. Por eso nuestra lectura bíblica de Mateo 5 es tan apropiada. Aunque la palabra acción de gracias no aparece en los versículos, en este pasaje el Señor nos muestra de qué se trata la buena vida. En lugar de hacer hincapié en los logros materiales, Cristo enseña que la felicidad genuina y la prosperidad comienzan en el corazón.
¿Cómo podemos dar gracias de una manera significativa? Trata de dar gracias a Dios por las pruebas que te hicieron reconocer tus necesidades espirituales (v. 3), lamentarte por tu pecado (v. 4), y someterte a Dios (v. 5). Dale gracias a Dios por el gozo y la tristeza que te llevó a anhelar la justicia (v. 6), a mostrar misericordia (v. 7), a ser puro de corazón (v. 8), o a ser pacificador (v. 9). Dale gracias por lo que sea que te haya ayudado a desarrollar la santidad que refleja su plan para tu bienestar.
Ese es el concepto divino de la acción de gracias.
Para el cristiano, la acción de gracias no es únicamente un día sino un estilo de vida.