Lectura: Salmo 107:1-15
Para exclamar con voz de acción de gracias, y para contar todas tus maravillas. –Salmo 26:7.
¿Alguna vez te has preguntado por qué tienes que dar gracias?
Podría suceder si la pérdida de tu empleo te lleva a preguntarte cómo vas a conseguir dinero suficiente para sobrevivir. O si lo único que has oído recientemente son malas noticias de parte del médico. O si alguien a quien diste tu corazón te lo destrozó y te dejó.
Las razones por las que podríamos considerar que es difícil dar gracias son tantas como los problemas que nos afectan cada día. Las dificultades no descansan.
Sin embargo, hay una manera de encontrar razones para estar agradecidos incluso durante los episodios más oscuros de la vida. Cuando la cortina de los problemas parece bloquear todo gozo, podemos optar por dar gracias.
Una manera es buscando en las Escrituras todas las cosas por las que tenemos que estar agradecidos, las cuales no tienen nada que ver con las circunstancias. A pesar de nuestras pruebas podemos dar gracias por la inalterable bondad de Dios (Sal. 106:1); por el santo nombre de Dios (Sal. 30:4); por la liberación del pecado (Ro. 7:24,25); por la victoria sobre la muerte (1 Co. 15:56,57); por la cercanía de Dios (He. 13:5).
Cuando parece que todo el gozo se ha ido, aun podemos hallar razones para dar gracias a Dios, incluso si eso significa darle gracias porque nuestras dificultades un día serán reemplazadas por los goces del cielo.
SI TE DETIENES A PENSAR
TENDRÁS RAZONES PARA DAR GRACIAS.