Gracias porque me tienes en el lugar donde me quieres ahora, porque aún si llegué hasta aquí por elecciones equivocadas, o por indiferencia o rebelión, tu conocías mis errores desde antes de mi existencia, y los incluiste en tu plan para atraerme a tí, para moldearme y bendecirme y para bendecir a otros por medio de mí.
Gracias porque aún si estoy aquí por la mala voluntad o el pobre juicio de otras personas, todo está bien porque en tu sabiduría soberana tu estás obrando para traer buenos resultados de todas esas decisiones pasadas, todos esos acontecimientos más allá de mi control – buenos resultados, tanto para mí como para otros.
Estoy contento Señor, porque tú eres el mismo hoy, capaz de resolver nuestros problemas, de transformar lo malo en lo bueno. Estoy maravillada de la complejidad y el misterio de tu sabiduría. Cúan seguro es para mí el confiar en tus razones para actuar ( o no actuar) y en tus métodos de obrar!
Gracias porque con toda seguridad puedo encomendar mi lugar y mi situación a tí. Puedo «estar dispuesto a que tú me muevas a cualquier lugar en el tablero de la vida, o me entierres en cualquier lugar en el jardín de la vida, entregándome alegremente a tí para agradarte en cualquier lugar o cualquier forma que tú escojas».
Gracias porque puedo confiar en tí con mis lugares futuros, listo para ir o permanecer.
Así que descanso en el hecho de que tú me tienes en este lugar en este día, y te alabo porque me guiarás fácilmente toda mi vida, exactamente a donde tú quieres que esté, mientras busco el hacer tu voluntad.
Y lo más importante de todo es el lugar que tengo en tí. Cómo me gozo de tenerte a tí como mi refugio donde puedo asentarme, sentirme seguro y estar contento en cualquier parte de la tierra; tú eres mi hogar bendito, «donde puedo entrar y descansar aún cuando todo sobre mí y a mi alrededor sea un mar de problemas».
Cómo mi alma se deleita en esconderse en el secreto de tu presencia, refugiarme a la sombra de tus alas, comer a tu mesa, beber del río de tus deleites. Cúan bendecido soy, mi Rey y mi Dios, que me has escogido y me has traído cerca de tu presencia, para presenciar tu belleza – buscar tu consejo – y pensar que moraré en tu casa para siempre!