Los hombres del tiempo de Babel dijeron: «Hagámonos un nombre» (Génesis 11:4). ¿Cuáles eran los motivos?
1. Acercarse al cielo. Otra vez el deseo de ser cómo Dios se manifiesta en la naturaleza humana.
2. Mantener un centro de control y poder. El hombre revela una ansiedad e inseguridad que teme perder el control.
3. Dar a conocer su grandeza. Un acto de orgullo en búsqueda de fama.
4. Independencia de Dios.
Cuando el hombre desea hacerse «un nombre» sin tomar en cuenta a Dios, tarde o temprano ese nombre es borrado por Dios. Mientras que cuando el hombre permite que Dios engrandezca su nombre todo resulta en bendición y gloria permanente (Génesis 12:2).
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